domingo, 8 de mayo de 2011

zsrephuy


- Tantas horas andando, niña...pero ya estás en la cima. Mira tu cuerpo; siéntelo sobre la tierra mojada, cansado, palpitante, sucio... ¿Por qué miras hacia arriba? Es como si desearas continuar subiendo...Menos mal, algo grita en tu cabeza ''¡Levántate!'' ''¡Grita!'' Me alegra ver que aún queda algo vivo ahí dentro. ¡Oh! Ya estás de pie, y por fin miras abajo...y todo lo que deseas es vomitar. Vomitar todo aquello que nunca dijiste, vomitar todas tus venganzas inconclusas, vomitar toda la sangre que hubieras derramado. Eso es, vomita todo ese dolor ajeno. Los de ahí abajo ni se darán cuenta ¿no ves que están ocupados? Vamos pequeña, vomita tus armas... ¡no seas tramposa! fuera esos ases de tus sucias mangas. Y, después, simplemente...tírate. Y mientras caes, por favor, grita todo cuanto quieras; grita los LX, XX y XXII de Bécquer, tus estúpidos proverbios y cuánto quieres a quiénes se halla ahí abajo. Pero, recuerda: grita sólo cosas bonitas, no hay demasiadas allí a dónde vas. Cae, así, frágil, asustada y... ¡exacto! Grita, grita niña...que ya casi estás aquí abajo. ¿Notas como es casi placentero? La dura roca cada vez más cerca de tu quebradizo cuerpo es incluso excitante, cálido...Sé que te gusta. Porque en este suelo todo es mejor. ¿Ves? Eso es, tócalo ¿Te has hecho daño? Perfecto, tengo unos cuantos amigos que se mueren por lamer tus heridas.


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