domingo, 6 de febrero de 2011

Quédate.







Rebuscando entre viejos cuadernos y diarios infantiles, topé de golpe con un inesperado escrito que me hizo replantearme qué nivel de madurez había alcanzado aquella niña con una letra reprobable y alguna tilde mal puesta. Aquella niña era yo; cuando solía ser aquella pequeña desconocedora (y desconocida) con los rizos desordenados y la sonrisa fácil.
En él hablaba sobre las personas, pero no cualquier persona, sino aquellas que me rodeaban en ese momento. Una frase sentenció y poco menos que predijo mi vida actual ''Ellos son los que se quedan, y los que realmente importan''.
A pesar de mi corta experiencia en aquel momento, mi ingenuidad y mi creencia de que realmente algo podría crecer exponencialmente hasta el infinito, tuve razón en ciertas cosas, y esas cosas se hacen hoy en día patentes en la presencia de esas personitas que tanto estimo; (también conocidas como ''personitas indispensables para vivir''). En la ausencia de otros tantos, en las cicatrices de algunos y en las heridas aún abiertas de unos pocos (muy pocos).
Y aunque en su día aquel escrito fuera tan acertado, me pregunto si en la actualidad podría hacer alguno tan exacto como aquello. Así que me propuse hacerlo, y que el tiempo diga.
Sin embargo, actualmente me es bastante difícil. Con el tiempo, y sobre todo con los golpes, cada día nos arriesgamos menos, sobre todo a hacer cábalas de esta índole.
Gracias a este fortuíto hallazgo ahora no puedo evitar que salten preguntas de manera casi irrefrenable de un lado a otro de mi cabeza...¿qué pasa con aquellas personas que decidieron volver ? ¿realmente piensan que se han quedado?...Y ahora ¿ qué pasa exactamente con los que están de paso? ¿Acaso duele menos actualmente? ¿Acaso sabrán algún día que lo que realmente queremos es que entren... y que se queden?

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