sábado, 29 de enero de 2011

Shh.

Que no se oiga el pestañear de la princesa, ni el trotar del corcel que porta al salvador, ni la respiración acelerada del valeroso caballero, ni el trasteo metálico de la espada en su funda.
Que alguien calle ese llanto infantil, el 'crack' de ese corazón tan desprevenido, o como traga saliva antes de saltar.
No me mires; que no se oiga el 'tutúm' delator, las llaves cayendo al suelo, ni la hebilla del cinturón.
Shh, escucha.
La sangre galopante enrojeciendo tus mejillas, el rasgar de las uñas en la espalda, el sonido del baho en un cristal...imperceptible.
Mírame. Escucha; te voy a contar una historia con los dedos. Si no la entiendes, por favor, escucha. Prometo rozarte alto y claro.

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